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Los cerezos de Fukushima

Publicado: 2011-03-21

Hace mucho tuve entre mis manos uno de esos libritos denominados “El libro más pequeño del mundo”. No media más de cinco o seis centímetros, podría hasta haber sido escrito por Pulgarcito, pero contenía una serie de ideas y pensamientos muy lindos.

Era gordito, compacto, bien impreso aunque en una letra ínfima pero que permitía leerlo, de tapa roja y hasta con una cinta a manera de marcador de página.

Se dice que un libro vale la pena si al menos algo de su contenido, cala en alguien. En mi caso, fue sobretodo un pensamiento el que me hace recordarlo.

Seguramente no soy textual pero la idea fundamental era esta:En el Japón él valor está representado por el cerezo. Pero, por qué un árbol pequeño y aparentemente frágil simboliza al valor? Porque aún cuando la nieve cubre la tierra, es capaz de dar flores”

Este pensamiento se ha anclado en mi mente y me acompaña siempre, pero ante el terremoto en Japón se ha vuelto más patente por la actitud de los trabajadores héroes que aun permanecen en la central nuclear de Fukushima. No sé si son 180, 50, más o menos, sólo sé que son, que están.

Seamos creyentes en Dios o no, la evidencia de la existencia de una fuerza, de un ser o lo que fuese, pero superior, es innegable.

Para los creyentes, la fe nos mantiene aunque impotentes. Nos seguimos haciendo la pregunta: ¿Por qué tanta devastación, donde está Dios?

Para los no creyentes supongo que la desorientación y la frustración serán mayores.

Ocurre un terremoto acompañado de un tsunami tremendo a un país industrializado, donde la tecnología reemplaza a los seres humanos en muchas labores. A una cultura  milenaria que a pesar de ello, occidente no aprecia en su real magnitud. A una nación cuyos valores son tantos y tales que bastaría referirme al respeto y cuidado que prodigan a los mayores, a los ancianos.

¿Mientras tanto, que pasa en otras partes del mundo? Hay lugares en los que no ocurre una catástrofe natural sino que ellos mismos se ocasionan catástrofes?

Limitémonos al Perú que en víspera electoral se secan las ideas, las propuestas y mas bien abundan, las zancadillas, los dardos envenenados, las medias mentiras, las medias verdades, los francotiradores etc.; como si los candidatos y sus asesores desconocieran por completo la cultura cívica, los elementales objetivos nacionales, que más allá de quien los logre, debemos lograrlos y pronto.

¿Qué han hecho otros países, otras culturas, otras naciones cuando les ha ocurrido algo similar?

¿Que ha hecho Japón entonces como país, como pueblo, como nación ante tal circunstancia?

Japón, ha hecho lo único que cabe: REACCIONAR.

Reaccionar pronto. Reaccionar en los hechos, en el corazón, en el alma.

Nadie dice que no están sufriendo y mucho, pero han reaccionado de una manera admirable para si mismos y para el mundo.

Cuando este tsunami precedido por un terremoto se produjo, lo primero que se me vino a la mente fue pensar en la fragilidad de la humanidad. Una humanidad a la que hoy la tecnología, el dinero, el poder, el éxito, simplemente no sirven de nada.

Es acaso tan frágil la humanidad y este desastre en Japón nos lo evidencia de una manera muy cruel, muy definitiva?

Pienso que no.

Sé que no.

Los trabajadores héroes que se mantienen en la central nuclear de Fukushima tratando de enfriar los reactores nucleares, luchando por evitar una mayor desgracia, haciéndole frente a la muerte sin detenerse para pensar que quizás ya son parte de ella, me ha demostrado que no.

Mucho tenemos que pensar en lo personal y como humanidad después de esta catástrofe.

El hoy se hace imprescindible, hay que vivir. Pero también es muy importante el futuro. Inmediato y mediato porque habrá que evaluar el riesgo beneficio de todas las futuras decisiones en el ámbito nuclear.

Pero lo más importante es sacar enseñanzas de la reacción que ha tenido Japón, dolorosa pero bellamente representada por los trabajadores héroes de Fukushima quienes actúan sólo por amor, solidaridad, responsabilidad, humanidad, amor al prójimo que conocen pero sobretodo al prójimo que no conocen.

Pues no, con esta evidencia, la humanidad no es tan frágil.

El terremoto y el tsunami devastaron bienes.

El alma de los trabajadores héroes de Fukushima y estoy segura, de todos los japoneses no ha sido devastada.

Expreso mi admiración, profunda sincera.

Los cerezos que en el Japón simbolizan el valor por ser capaces de dar flores aun cuando la nieve cubre la tierra son en estos tiempos los trabajadores héroes de Fukushima cuyos nombres quizás desconozcamos y si los sabemos posiblemente hasta lleguemos a olvidar con el tiempo, pero quienes serán siempre un referente de humanidad, de una humanidad real aquella que sólo refleja el amor, el amor de Dios.


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Yo Claudia

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